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domingo, 20 de septiembre de 2015

Poetas






Todos los poetas tienen un corazón roto,
una historia a la que rendir luto
y llorar en tinta.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mi mayor ridículo.

19:01. El crepúsculo de mi absurdo se cernía sobre la ciudad.
Hacía dos horas que había salido de casa, con prisas, como de costumbre. Vestía una blusa blanca, un falda ceñida con estampado étnico, unos leotardos negros y mis fieles zapatillas. Contra el frío helador de un invierno duro había escogido un enorme abrigo de piel que no podía ser de otra persona que de mi madre. Con el reloj pisándome los talones y una cita que me esperaba en el otro lado de la ciudad no me lo pensé dos veces antes de coger mi longboard y salir rodando hacía mi destino. Como era de esperar la falda no era lo suficientemente flexible para la carrera, y en alguna coordenada entre la salida y la meta se rompió. Afortunadamente el abrigo me cubría hasta los talones y no se veía que los leotardos eran ahora pantalones, mientras que mi falda colgaba como un delantal. Yo, con las prisas  y esa mala costumbre de olvidarme la cabeza en casa, no me di cuenta del estropicio y así fue pasando la tarde. 

Recorrí las calles de la ciudad con una amiga tan despistada como yo. Merendamos, paseamos, y finalmente fuimos a tomar algo a uno de los bares más frecuentados de la zona. Yendo hacía ahí, el sol , que raras veces aparece en la escena invernal, nos abrasaba. Tenía tanto calor que me quité el abrigo. Es de imaginar que las vistas traseras eran cómicas. Seguía sin darme cuenta, mi amiga iba delante y tampoco lo vio, así que seguimos nuestro camino. Fue en el momento en el que llegué al bar y me apresuré a pedir a la barra cuando mi amiga se dio cuenta del gran descosido que lucía mi falda. A pensar se sujetaba a mi cintura por dos débiles hilos que no tardarían en romperse también. 
El crepúsculo de mi absurdo se cernió sobre la ciudad. 19:02.

La vergüenza se adueño de mi cara. No me cabía más rojo en las mejillas y mi único deseo era el de salir corriendo de aquel bar. Me puse el abrigo rápidamente y nos marchamos antes de que alguien recordara mi cara. 

Ahora que recapitulo en la distancia es sólo una anécdota más de todas las veces en las que por no meter una pata me meto entera en el desastre. Aún recuerdo la sensación que me invadió el pecho en aquel momento. El pudor seguramente quería denunciar a la falda, o romper con ella el contrato laboral. La dignidad estaba bastante confusa y perdida en alguna parte. Y yo pensando que ese sería mi mayor ridículo en muchos años...

A día de hoy me pregunto a mi misma si esa sensación de vergüenza me la ha impuesto la sociedad con sus cánones y conceptos. ¿Acaso es el pudor algo con lo que nacemos o me lo han inculcado los demás? Cierto es que el ser humano tiende a preservar su intimidad, pero ¿por qué física si es ahí donde menos diferencias se encuentran? A veces sentimos vergüenza, frustración o inseguridad por ideas que la sociedad nos trasmite; y es normal que nosotros nos veamos influenciados por ellas. Sin embargo, tal vez, si fuéramos capaces de mirar las situaciones y los hechos con perspectiva nos afectarían menos  incidentes tan absurdos como el mío. 
Si algo hay que aprender para vivir felizmente es a dar importancia a las cosas que realmente se lo merecen y saber llevar los malos momentos con humor. No de todo se debe hacer un drama, al final y al cabo son estas las historias que al tejerse unas con otras formulan la nuestra. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

Arte

El arte es algo así como romper lo establecido,
saltar al vacío,
comer los imposibles
 y vomitarlos a la cara de la cordura.

Correr,
 hasta que las piernas revienten de vida,
y soneir, 
hasta que los dientes brillen como diamantes.

Consiste en creer en la belleza de una gota de agua
y la pureza de un desnudo  bailando en plaza Dignidad. 
Invitar a una copa a tu conciencia,
y dejar las cervezas a parte,
las guitarras desafinadas,
y demasiadas voces mudas
en algún antro de la ciudad. 

Desgastar la carretera,
y dejarnos la piel en cada paso incierto
subiendo la montaña.
Observar el paisaje,
descubrir en cada puesta de sol un nuevo misterio
y rendirse a los enigmas de esos ojos tan bonitos que tiene la luna.
Que es guapa es para ser tan puta,
que puta es para ser tan blanca. 

Arte,
es saber cortarse 
y que la herida
sea tú boca.
Disparar
a cañonazos
los margenes de la sociedad
y empezar de cero.
Un folio en blanco y demasiado por crear.
Recear, las sabanas por la mañana siguiente,
la soledad.
Temblar,
llorar,
desgarrarse las historias
y hacer que el mundo llueva tinta. 

Navegar,
sin salvavidas,
con el ancla en el sol
y la brújula apuntando al cielo. 
Soñar,
dormir
y dejarse morir.
Sin miedo.
Siempre valiente.
Perdiendo la corriente,
ondulando la bandera libertad
y besando las olas con canciones de sirenas.

Regalar,
darse al crear 
y olvidar. 
Ser, 
dejarse ir,
entregarse al amar,
abrirse en canal
y pagar los peajes con cervezas,
cuentos chinos
y demasiados excesos.

Arte. 

Artes es saber vivir,
cuando solo te queda una vida,
y las otras seis se ahogaron en dinero,
fiebres de sábados noche,
piernas anónimas,
besos sin remite,
copas de mentiras.







martes, 8 de septiembre de 2015

La resignación lleva corbata, y tus ojos.


Hoy,
un día de otros muchos,
nos han hablado en clase Fundamentos de Filosofía sobre la resignación.
Esa capacidad por la que el ser humano se doblega ante una vida sin esperanza.

Olvidamos
que es necesario admirarse cada día,
que la belleza se encuentra hasta en el dolor,
y que las cosas más simples
a veces esconden los mayores misterios.

La memoria es selectiva,
 y afortunadamente,
o por desgracia,
terriblemente pasional.

Nos encanta el drama,
tanto que nos enamoramos de su tragedia.
Así pues, el niño,
siempre feliz,
carga a su espalda las complicaciones
que implica el crecer,
                           y poco a poco,
                                               día a día,
                                                          paso a paso,
                                                     pierde la ilusión.

Y es que el tiempo desgasta,
 y hay quien tiene las rodillas reventadas de tanto caerse.

Esto me recuerda Nietzsche,
y sus tres transformaciones del ser.
Camello, león y niño.
Hay que ser más niño.
Más
simplemente
FELIZ.

Pero la felicidad no entiende de ciencia,
recetas ni dietas,
Kilos de más,
o faldas de menos.
Sin embargo,
es nuestra mayor tarea,
ya que nos lleva toda una vida.

No estoy segura,
de si es la ausencia de felicidad,
o que no sabemos apreciar el mundo,
lo que nos roba el brillo en los ojos.
Pero nos resignamos.

Resignación
nos peina las pestañas
cuando los años
nos comen las ganas.

Estamos cansados,
de nosotros,
del porque sí,
los besos vacíos,
los platos de siempre,
y barrer corazones rotos.

Rendidos,
ante el tedio,
y con una palabra
de protesta en la boca.

Hay que aprender a mirar,
a admirarse,
y dejarse fluir;
somos agua.

Agua.

Y polvo de estrellas.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Chica dinamita. Libertad.

Libertad;

Chica de blanco sobre fondo negro. (IV Acto)

IVº Acto

Chica de blanco sobre fondo negro anda decidida hacia su futuro. Se propuesto atarle bien la corbata y no dejar que este ande suelto por ahí con esas pintas tan impresentables.

Toma papel y boli y se dispone a tomar apuntes de la lección.
Fundamentos de filosofía.
Empuña el arma de tinta con la mano derecha y observa el papel.

Chica de negro sobre fondo blanco lo estropea todo.
Ella y su poco fundamento para demasiada filosofía.
Como siempre dibuja.
Dibuja.
Lineas que acaban siendo caminos,
trazos que acaban siendo atajos,
y rectas que rompen los márgenes de la hoja.
Chica de blanco escucha.
Están aprendiendo a trabajar en equipo.

En alguna coordenada entre la sombra y la luz se han encontrado,
y su eclipse no ha dejado ciego a ningún inocente.
Todavía.
Quién sabe cuando vencerá el caos a tan extraña armonía.

Ahora se miran,
incluso se sonríen.
Pero,
¿Hasta cuando?