Nació Cristalina como el agua,
pura como luz blanca.
Esos dos luceros brillaban
de forma especial y picara.
Nadie sabía entonces de esa sonrisa traviesa
que tanto escondia.
Que caprichosa era su boca,
que delicadas sus manos,
y ese pelo rubio...hasta Lorenzo callo enamorado!
Con esos espejos de magia por alas
volaba veloz con Peter Pan,
le ayudaba a derrotar a Garfio y a ser prudente en lo demás.
Pero hasta la estrella más brillante se apaga,
hasta con cada atardecer el gran sol descansa,
y esta traviesa hadita, que a Peter Pan consejo dio,
muere ya, agotada, y su pura luz se apaga diciendo "Adiós".
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