Fue a la guerra armada y lista para combatir. Creía ser un caballero. En la segunda batalla fue derrotada. Su espada aun era de madera. Volvió a su condición de princesa en un aislado torreón. Aún le quedaban los sueños. Los llevaba grabados en la piel y no habían podido arrancarselos. La esperanza esperaba paciente. Un día volvería a ser libre.
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