Entre broma, y broma uno se cabrea.
Las bromas están bien, un poco de humor siempre es necesario, pero a veces tocamos las narices demasiado con nuestro insultos cariñosos, o no tan cariñosos, el caso es que en dosis demasiado condensadas hacen daño a las personas. Y hay quien no tiene sensibilidad para notar esas cosas, quien no tiene limites, a veces yo soy de esas personas, es por eso que hoy pido perdón. Conozco a más gente así, uno en concreto, alguien que se pasa mil pueblos tan contento sin dejar de reirse, alguien que va de valiente y jamás reconoce un error o tiene el valor de pedir perdón.
No quiero gente así en mi vida. Quiero gente con buen corazón, noble y buena, amigos de verdad, no de mentirigillas y llenos de apariencias.
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