Esperanza.

Te entiendo, parece que se acabe el mundo eh? Nos han dado una entrada falsa al paraíso, que timo mas grande. ¿No aceptan devoluciones en este mercado negro? 

Ven, si quieres nos vamos lejos y huimos juntos, pero no creas que haya donde vayamos todo será felicidad. Bienvenido al mundo real. ¿Quieres ser feliz? Aprende a sufrir.

Aquí el mundo ya no lo mueve el amor...es más, al parecer es una enfermedad, una epidemia a ser tratada. Ahora el motor de esta gran fábrica de muerte y vida es el dinero. Un trozo de metal o papel por el que hay quien daría la vida. Sopla el viento y parece que somos veletas. Si una se revela contra la tempestad se rompe. 

Lo sé. Hemos vivido engañados por las apariencias de un mundo ideal. Lo cierto es que aquí todo lo que es fácil nunca es bueno, porque quien algo quiere, algo le cuesta. Hasta el amor tiene un precio. Todo consiste en el valor. El valor de una sonrisa fingida es menos que una cristalina del alma. El valor hasta del mínimo detalle hace que todo merezca la pena, pero nos cegamos por las lagrimas, nos abordan los problemas, nos apuñalan de lugares inesperados y ya no sabemos si morir de pie, de rodillas o  llorando. No vemos que en medio del caos hay belleza, que el las tinieblas existe la luz, y que no ser veleta nos hace mas auténticos y no algo roto y extraño. Sin quererlo despertamos y caemos, parece un pozo sin fondo. No puedes mas. Ya esta. ¿Fin? ¿Así acaba el cuento que escribe tu historia? 

No sabes que es amar a una persona hasta que padeces sus penas, lloras sus miedos, compartes su impotencia, se humedecen tus ojos con sus lagrimas, eres feliz cuando él es feliz... Desconoces la impotencia de amar y no poder. 

Sí, todo aparenta ser una mierda. ¿Qué mas puede salir mal? Si nada más puede empeorar, entonces en algún momento tendrá que empezar a mejorar, no? ¿Y si en vez de ver el laberinto como lago asfixiante lo vemos como un juego? Hasta en un enfermo de cancer lo ultimo que pierde es la esperanza. Esperanza. Valor. Valentía. Superación. La vida es un gran reto, lo tomas o te ahogas en las penas. Merece la pena. Merece la pena intentar ser feliz, aprender a sufrir, superarse a uno mismo, ser fuerte y seguir adelante, regalar sonrisas, apreciar los pequeños detalles, valorar el mundo sin dinero y con amor. Merece la pena aferrarse al ultimo rayo de esperanza.