Siempre existe esa persona que se sera nuestra debilidad. Nuestro amor platónico. Y por mucho que cambien las cosas, que pase el tiempo, y vengan nuevos horizontes a tus noches, siempre estará él en alguna parte de ti. Y cuando te lo encuentres rompera todas las barreras, y cada una de tus lagrimas reconoceran su cara, sus manos, su voz. Vendrá a desordenar tu mundo, aquel que tanto tiempo habías tardado en arreglar, y de nuevo se ira, como si de huracan se tratase. Pero tu lo querras igual, o puede que más, porque a pesar de las tempestades él tiene un "no se qué" que te hace sentir "no se cómo" pero te completa. Él es tu debilidad. Por ello, cuando vuelves a sanar las heridas le temes y le adoras, y por miedo a volver a sufrir huyes de él, pero no se puede huir del destino. Este llega, y te atrapa, y una vez más ya eres suya. Es inevitable. No se puede luchar contra los sentimientos, imponerse supone eliminar nuestra libertad y condición humana. Así que siente, vive, arriesga, gana y pierde, y sobre todo, ama.
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