Inexplicablemente solemos darnos cuenta de lo que teníamos cuando lo hemos perdido, y muchas veces ya es demasiado tarde para recuperarlo. Así que si alguna vez lo amaste, lo más sensato, es dejarlo marchar.
Todo pasa por algo, y lo mejor es dejar que pase. Que ocurra. No se puede vivir anclado al pasado porque no existe muerte más melancólica que la de su recuerdo.
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