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miércoles, 26 de marzo de 2014

Gracias a los valientes




Hoy en día, la verdad luce subjetiva para todo aquel que viva enredado en la gran telaraña que es nuestra sociedad. Una ingeniosa trampa que las mentiras y las hipocresías han creado junto al relativismo.

Nosotros somos ya una masa de gente y no una persona individualizada, porque se valora mas la opinión generalizada que la reflexión razonada de un solo individuo. Esto supone uno de los múltiples defectos de la obra de arte de la araña. Puede que la masa se equivoque, puede que haya sido persuadida, pero no importa, en la mayoría de los casos la gran cantidad absorberá a mas y mas miembros, y quien sabe las atrocidades que el error puede provocar. Como en todos sitios habrá aquellas valientes excepciones que no enmudezcan ante la mayoría y tengan el valor de alzar sus voces reivindicando aquello que ellos creen correcto. Quienes a pesar de contemplar la equivocación no hablan intimidados por la masa, automáticamente ya forman parte de ella, y es que esta absorbe. Como decía antes, la sociedad es una gran telaraña. Para vivir en ella hay que ser ingenioso, y no dejarse atrapar por la araña ni sus redes.

Actualmente, cada uno se cree perteneciente de la verdad y todos defienden su punto de vista negando la existencia de una sola verdad absoluta. El relativismo impregna nuestras mentes al crecer bajo la indisciplina y la carencia de valores sólidos y firmes. Ya nada es totalmente bueno, o nefastamente malo. Todo viene justificado por una vaga explicación precedida de un pero. No esta de moda la corrección, el aprendizaje, la reflexión, o admitir los errores, porque la humildad no es algo valorado, es mas, puede ser considerado un acto de inseguridad aunque este no lo sea.
Como nada es bueno, o malo y todo es relativo y dependiente, se esconde la realidad bajo nombres subjetivos que las masas otorgan persuadidas por la araña y su temporal belleza. Esas verdades propias, jamás serán absolutas y no conducirán a nadie a la autentica felicidad.

El amor ya no mueve al mundo, o lo hace, pero solo el amor propio excesivo, es decir, el mismo egoísmo en persona. Nadie busca el bien de los demás, sino el propio. El egoísmo nos hace creer en la superioridad de nuestra persona, y que poseemos más derechos que cualquier otra, motivándonos así a alcanzar unos objetivos sin importar los medios y a las personas a las que dañemos con ellos. Hay múltiples ejemplos de esta terrible inmadurez con la que no solo destruimos a los demás, sino que acabamos perdiéndonos a nosotros mismos; basta con mirar a nuestro alrededor con objetividad, algo difícil de hacer estando enredados en la telaraña. No hace falta fijar la atención en los extremos, sino a nuestro lado y puede que sobre nosotros mismos. Los jóvenes han perdido el romanticismo, los valores, el respeto, y pocos saben del verdadero significado de las palabras. La mayoría buscan una libertad engañosa que les permita satisfacer sus caprichos momentáneos, sin darse cuenta de que es bonita libertad les hace esclavos de sus propias pasiones. Pocos comienzan a perderse de manera intencionada, todo comienza con la tontería de parecer mayor, ser más atractivo, pasarlo mejor o ser más popular. El porreta que fuma porros no se volvió adicto queriendo, empezó por probarlo y a los sucesivos les resto importancia, hasta que un día se dio cuenta de que su cuerpo le pedía mas y dependía de ellos. El chico que salé de noche y bebe hasta no ser él mismo para pasarlo mejor, se pierde así mismo cuando lo hace, aunque él no sea consciente o no afronte la realidad por no renunciar a su "diversión libertadora". El adolescente que persuade a otro para conseguir de él un beneficio meramente físico bajo palabras de amor, no solo esta siendo egoísta, sino que además esta mostrando su inmadurez apática ante la indiferencia de las consecuencias que puede tener sus actos sobre la otra persona. Todos estos jóvenes son muchas veces juzgados por otros de manera aparentemente positiva, incluso halagadora. Es corriente escuchar la expresión de "eres el puto amo", generalmente usada más entre los chicos. Se la dicen unos a otros entre conversaciones bastas, y abrazos bruscos cuando uno se beneficiado a su supuesta novia, su amiga y su chica del momento. ¿Qué halagan? ¿El simple hecho de que haya tenido el valor y la poca vergüenza de hacerlo sin importarle la repercusión que pueda tener sobre ellas? Se dicen eso cuando uno deja a su novia por otra, cuando uno se emborracha y pierde los papeles, cuando uno queda bien con todo el mundo a pesar de las mentiras. La sociedad les ha hecho creer a las masas que eso es ser un hombre, y esa actitud tan sumamente egoísta, hedonista y relativista, pero la verdad es que eso ni si quiera les hace humanos. Las chicas tampoco tenemos nuestra actitud justificada cuando regalamos nuestro "amor" a todo aquel que este dispuesto durante una noche de discoteca, o en muchos otros casos. Pero las chicas no disfrazamos las palabras o las vaciamos de significado, no siempre. Una chica con esas intenciones será juzgada y denominada de fresca por aquellos mismos que la utilizan. Aun así, a pesar del gran engaño en que el los jóvenes vivimos y las injusticias, el sutil machismo, y el incansable egoísmo relativista, todo se muestra a nuestros ojos de manera normal. Un gran equivocación que empobrece al ser humano en conjunto, no solo a los jóvenes, conforme van pasando los años.

Ya nada es lo que era: la libertad es egoísta, los objetivos momentáneos, el beneficio propio, el bien exagerado y terriblemente engañoso, el mal excusado, las mentiras maquilladas, los amores mera palabrería, los compromisos caprichos y la ambición carece del respeto.

Ya nadie respeta al prójimo, ni siquiera a la propia existencia del ser humano, y la vida, gracias al los valores negativos del transhumanismo, comienza a carecer de valor. Se a perdido el respeto, y tampoco se le da importancia, porque esta sociedad dictamina que no hay nada incorrecto, cada uno es perteneciente de su verdad y su libertad y el uso de ellas no tiene porque respetar al otro. Como ya no existe ese valor tan importante no es necesaria la gratitud, ni el perdón. Nadie reconoce sus errores porque nadie cree deber explicaciones a nadie. Nadie agradece porque nadie cree que sea necesario, es más, creen que lo recibido es digno de ellos mucho mas que de aquel que se lo ha entregado.

Hoy quiero agradecer, porque yo si creo que es necesario dar esa mínima satisfacción a la gente que se lo merece, a aquellos rebeldes que no forman parte de a red, o que escaparon de ella. Me gustaría dar la gracias a todas esas personas que sabe que existe un sola verdad absoluta y que luchan día a día por descubrirla poco a poco; a todo aquel que no enmudezca con las masas y sea valiente defensor de los valores; a quienes se esfuerzan por reeducar esta sociedad y devolver el significado a las palabras...
No hay mucha gente así porque los grande grupos se la comen a criticas, despechos y discriminaciones, por eso, la objetividad esta hoy en día en la boca de los valientes que se atrevan a pronunciarla. Gracias a ellos, aun queda una esperanza para que el mundo se limpie de telarañas y se un lugar un poco mas humano y acogedor.

sábado, 22 de marzo de 2014

La apatía de la araña

¿Que me esta pasando que ya no bailo como antes? Voy olvidando los pasos de la euforia y ni quiera se porque se borran los recuerdos. Mis pies ya no danzan dando pequeños pasos al copas de una absurda melodía,  ni mi boca canta a los cuatro vientos una canción espantosamente pegadiza. Ahora vivo en contención, envuelta en una telaraña que ya me ha enredado con sus hilos. Solo soy un pequeño mosquito mas en una gran obra de arte que asesina con su ingenio. Por mucho que  me revuelva furiosa, que ahoge mis gritos en algodón, o que trate de echar a volar, no puedo cambiar la estructura del gran monstruo. Estoy atrapada, y parece que la mejor opción es la de morir entre las patas de la apatica araña o hacerse la víctima y pasar desapercibida.  Pero yo quiero bailar, quiero volar, quiero volver a ser la ausencia del miedo, la libertad joven, a respirar euforia, beber emociones, llorar momentos... No quiero estar atrapada, quiero volver en el tiempo.

viernes, 21 de marzo de 2014

El cubo

Resuenan los gritos en las paredes haciendo temblar los cimientos de lo que hasta hoy había sido solido.  Nadie sabe que pasará, los espectadores contienen el aliento, y el silencio corta el aire, gélido. Retumban los portazos que hacen eco con la furia del enfado, la paciencia se fuga por lo huecos vacíos de la desesperación. Se agota la esperanza,  termina ya, o no. Nadie sabe si habrá final. 

Aquí estoy yo, en medio de un huracán de reproches contenidos, respirando palabras dolientes, callando bajo la oscuridad de la espera. Una vez más, resguardándome en cada sílaba escrita, y como no, escribiendo. Garabateando palabras a una pantalla que nunca entenderá su verdadero significado, a unos ojos que nunca conocerán la historia. Acurrucada en un rincón de mi habitación, con la mínima iluminación de un lámpara y la soledad cubriéndome las espaldas, escribo.

Apesar de la hermeticidad del cubo, por las cuatro paredes se cuelan puñales y navajas, que van haciendo gritas y rallando la pintura, que antes tan bonita adornaba todo. Se va perdiendo la alegría, se deshace el color.